viernes, 15 de marzo de 2013

Cayo Valerio Catulo

CAYO VALERIO CATULO  

Cayo Valerio Catulo es, probablemente, el primer gran poeta lírico que conoció Roma. Sus epigramas y poemas yámbicos, influidos por Safo y Arquíloco, figuran entre lo mejor de su producción, de la que sólo se han conservado fragmentos y composiciones dispersas. Tienen merecida fama sus poemas a Lesbia, apasionados y violentos, y que en realidad estaban dirigidos a su amante Clodia. Catulo introdujo el termino etrusco bacium, del que proviene la palabra beso.

      Nació en Verona, en la Galia Transpadana, se supone que en el año 87 a. J. Pertenecía a una familia acaudalada, y su padre era amigo de Julio César, a quien Catulo despreciaba. Pasó gran parte de su vida en Roma, donde se educó. Fue el principal representante de la corriente literaria de los poetae novi o neoteroi, términos que Cicerón empleó despectivamente para referirse a quienes eran influidos por los alejandrinos griegos. La poesía de los neotéricos se caracterizaba por su gusto por las composiciones breves de cuidada factura y estilo muy refinado. Catulo empleaba este estilo en poemas mitológicos, líricos y satíricos. Muchas de sus composiciones son autobiográficas, en las que relata su amor azaroso por Clodia, mujer de la que estaba enamorado, esposa del gobernador de la Galia Cisalpina, y sus relaciones con personas de ambos sexos. Clodia era una mujer de gran belleza y extremada desenvoltura que inspiró en Catulo una violenta pasión y un amargo desengaño de los que extrajo inspiración para sus versos, en los que la canta bajo el seudónimo de Lesbia.

      La colección de sus poemas, que el propio poeta dedicó a su amigo e historiador Cornelio Nepote, nos ha llegado bajo el título de Catulli Veronensis liber, y consta de 116 composiciones de diversa extensión, destacando las que relatan su azarosa relación con su amada Lesbia, y arremeten contra sus rivales. Catulo se revela como un verdadero maestro tanto para la expresión de lo más íntimo como para el improperio más grosero.

      La influencia de la poesía de Catulo no sólo se puede apreciar en la poesía amorosa de los poetas latinos posteriores, como ocurre con Ovidio y Horacio, sino también en los epitalamios de los poetas ingleses del renacimiento, como Robert Herrick, Ben Jonson y Edmund Spenser, y en los neoclasicistas españoles del siglo XVIII, como Meléndez Valdés y Lista. Se cree que murió cerca del año 54.

ALGUNOS DE SUS POEMAS


I. ad Cornelium
Cui dono lepidum novum libellum
arida modo pumice expolitum?
Corneli, tibi: namque tu solebas
meas esse aliquid putare nugas.
Iam tum, cum ausus es unus Italorum
omne aevum tribus explicare cartis...
Doctis, Iuppiter, et laboriosis!
Quare habe tibi quidquid hoc libelli—
qualecumque, quod, o patrona virgo,
plus uno maneat perenne saeclo!


 XXI. ad Aurelium
AVRELI, pater esuritionum,
non harum modo, sed quot aut fuerunt
aut sunt aut aliis erunt in annis,
pedicare cupis meos amores.
nec clam: nam simul es, iocaris una,
haerens ad latus omnia experiris.
frustra: nam insidias mihi instruentem
tangam te prior irrumatione.
atque id si faceres satur, tacerem:
nunc ipsum id doleo, quod esurire
me me puer et sitire discet.
quare desine, dum licet pudico,
ne finem facias, sed irrumatus.



XXXI. ad Sirmium insulam
PAENE insularum, Sirmio, insularumque
ocelle, quascumque in liquentibus stagnis
marique uasto fert uterque Neptunus,
quam te libenter quamque laetus inuiso,
uix mi ipse credens Thuniam atque Bithunos
liquisse campos et uidere te in tuto.
o quid solutis est beatius curis,
cum mens onus reponit, ac peregrino
labore fessi uenimus larem ad nostrum,
desideratoque acquiescimus lecto?
hoc est quod unum est pro laboribus tantis.
salue, o uenusta Sirmio, atque ero gaude
gaudente, uosque, o Lydiae lacus undae,
ridete quidquid est domi cachinnorum.



 XLIII. ad Ameanam
SALVE, nec minimo puella naso
nec bello pede nec nigris ocellis
nec longis digitis nec ore sicco
nec sane nimis elegante lingua,
decoctoris amica Formiani.
ten prouincia narrat esse bellam?
tecum Lesbia nostra comparatur?
o saeclum insapiens et infacetum!



 CVII. ad Lesbiam
SI quicquam cupido optantique optigit umquam
     insperanti, hoc est gratum animo proprie.
quare hoc est gratum nobis quoque carius auro
     quod te restituis, Lesbia, mi cupido.
restituis cupido atque insperanti, ipsa refers te
     nobis. o lucem candidiore nota!
quis me uno uiuit felicior aut magis hac est
     optandus uita dicere quis poterit?



TRADUCCIÓN

 1

¿A quién dono este agradable, nuevo librito
con árida pómez recién pulido?
Cornelio, a ti, pues tú solías
creer que son algo mis tonterías,
ya entonces cuando osaste, único de los ítalos,
el tiempo explicar en tres pliegos,
doctos, Júpiter, y laboriosos.
Por ello ten para ti este librito, sea cual sea
y como sea; el cual, patrona Virgen,
más dure, perenne, de un siglo.

"es una dedicatoria a Cornelio, al que también dedicó el libro. Dice que fue el que más le apoyo en todo".


 21

Aurelio, padre de las hambres,
no de éstas sólo, sino de cuantas o fueron
o son o serán en otros años,
encular deseas a mis amores,
y no a escondidas: pues junto estás, juegas a su vera,
prendido a su lado todo intentas.
En vano: pues a ti, que insidias a mí me levantas,
te tocaré yo primero con una mamada.
Y esto, si lo hicieras saciado, yo callaría.
Ahora de esto mismo me duelo: que a hambrear
de ti y a estar sediento el chico aprenderá.
Por lo cual cesa tú, mientras lícito es a tu pudor,
no al final llegues, pero habiendo mamado.


 


31

De las penínsulas, Sirmión, y de las islas
el ojillo, cuantas en los límpidos pantanos
y en el mar vasto llevan los dos Neptunos,
cuán gustosamente a ti, y cuán contento en ti te veo,
apenas a mí mismo yo creyendo que la Tunia y los bitunos
campos he dejado y te veo a ti, en seguridad.
Oh, qué, que los dejados cuidados, es más bendito,
cuando la mente su carga deja y de la peregrina
fatiga cansados venimos al lar nuestro
y nos acostamos en el añorado lecho.
Esto es lo que solo hay, por fatigas tan grandes.
Salve, oh, encantadora Sirmión, y de tu amo goza,
que él goza, y vosotros, oh de Lidia lago y olas,
reíd cuanto de risas hay en casa.




 43

Salve, ni de mínima nariz muchacha,
ni de bonito pie, ni de negros ojillos,
ni de largos dedos, ni de boca seca,
ni, claro es, de demasiado elegante lengua,
del derrochador formiano la amiga,
¿que tú, la provincia narra, eres bonita?
¿Contigo la Lesbia nuestra se compara?
Oh siglo sin gusto y desagraciado.




107

Si algo, a quien lo desea y pretende, ocurre alguna vez,
     a quien lo desespera, ello es grato al ánimo particularmente.
Por lo cual, ello es grato a nos, también más caro que el oro,
     el que tú te restituyes, Lesbia, a mí, que te deseo.
Te restituyes a quien te desea y te desespera, tú misma te devuelves, tú,
     a nos. Oh luz de la más brillante nota:
quién, que yo solo, vive más feliz, o, que más que esta vida
     él ha de pretender, decir quién podría.














viernes, 1 de marzo de 2013

Escultura de "Heracles Farnesio"

La escultura que escojí es "Heracles Farnesio" es una copia romana en mármol de comienzos del siglo III, se encontró en 1546 en las Termas de Caracalla, en Roma.

Características: 
  • Autor: Lisipo.
  • Estilo: Clásico.
  • Fecha de creación: 320 a.C.
  • Estatura: 3m 17cm.
Representación:
 La estatua representa al héroe fatigado al término de sus trabajos, que descansa apoyándose en su bastón. Sobre el bastón está la piel del León de Nemea, muerto por Heracles en uno de sus trabajos. Con la mano derecha, detrás de la espalda, el héroe aguanta las manzanas de oro del jardín de las Hespérides, que le aseguran la vida eterna. Pero en la figura se representa el cansancio del hombre. La masiva musculatura da la impresión de una potencia exhausta.

La figura de Heracles, el héroe griego, personificaba el triunfo del valor y el coraje del hombre, sobre la serie de pruebas que le habían impuesto los dioses celosos. A él, hijo de Zeus, le habían concedido el don de la inmortalidad. En el periodo clásico, se había acentuado su papel como salvador de la humanidad, pero también poseía defectos mortales como la lujuria y la avidez.